La entretenida
Jornada primera
[Escena 5]
173rSale Ocaña, de lacayo, con y unos antojos de caballo en la mano, y pónese atento a escuchar a su amo.
Ant.
Amor, que lo imposible
facilitas,
con poderosa fuerza blandamente
allanando las cumbres,
¿por qué las nubes de mi sol no quitas?580
¿Por qué no muestras por algún Oriente
las dos hermosas cumbres
que dan rayos al Sol, luz a tus ojos,
por quien te rinde el mundo sus despojos?
¿Qué quieres Ocaña?585
Oca.
Quiero
herrar el bayo señor,
y no acierta el herrador
a herralle si no hay dinero.
Y vengo por seis raciones
que me deben: que amohína
ver que sobren a Cristina595
y resobren a Quiñones,
y que falten para mí
que sirvo mejor que todos,
de tres y de cuatro modos.
Ant.
Confieso que ello es así600
Ocaña amigo, y sabed
que todo se os pagará,
y andad con Dios.
Oca.
Siempre está
conmigo vuestra merced
apenas entro en la sala
por alguna niñería,610
cuando cualquiera me envía
si no en buena en hora mala.
A nadie se le trasluce
por más que yo lo procuro,
el ingenio lucio y puro615
que en este lacayo
luce.
Anda conmigo al revés
fortuna poco discreta:
que si tú fueras poeta
quizá fuera yo marqués,620
o por lo menos ya fuera
tu consejero y privado;
pero de mi corto
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hado
tamaño bien no se espera.
Y aun, si lo toman despacio,
en tiempo y caso oportuno,630
no habrá lacayo ninguno
que no casen en palacio
con doncellas de la reina,
de valor único y solo:
que por la gracia de Apolo
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esta gracia en ellos reina.
Pero yo nací sin duda
para la caballeriza,
haciendo en mis dichas riza
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mi suerte que no se muda.640
El discreto es concordancia
que engendra la habilidad,
el necio disparidad
que no hace consonancia.
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Del cuerpo por los sentidos645
obra el alma, y cuales son
o muestra su perfección
o términos abatidos.
De aquesto quiero inferir
que tan sotil cuerpo tengo,650
que en un instante prevengo
lo que he de hacer y decir.
Lacayo soy Dios mediante,
pero lacayo discreto,
y a pocos lances
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prometo655
ser para marqués bastante,
como aquel de
Marinán
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de
dinare
e più dinare
,
si la suerte no estorbare
este bien que no me dan.660
Ant.
¡Alto!
Vos habéis hablado
de modo que me obligáis
a que de humilde subáis
a más eminente estado,
siendo [el] primero escalón665
servirme de consejero,
y así amigo Ocaña quiero
mostraros mi corazón,
para que viendo patentes
las ansias que en él se anidan,670
ellas a tu ingenio pidan
los remedios suficientes:
que tal vez una dolencia
casi incurable la sana
de una vejezuela
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cana675
una fácil experiencia.
Oca.
Dime tu mal mi señor,
y verás cómo en tantico
tantos remedios aplico
que sanes con el menor.680
Y si por ventura es
el ciego
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el que te
atormenta,
puedes señor hacer cuenta
de que ya sano te ves,
como yo.
Ant.
Ya desvarías.
Vuélvete Ocaña a tu establo.
Éntrase Don Antonio.
Oca.
Aunque más sentencias hablo,695
y elevadas fantasías,
se me trasluce y figura,
conjeturo pienso y hallo,
ha de ser mi sepultura.
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700
Cristinica estará agora705
en la plaza: allá me impele
aquella fuerza que suele
que dentro del alma mora.
Búscola como a mi centro,
y si la encontrase yo710
nunca jugador echó
tan rico y gustoso encuentro.
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Éntrase Ocaña.
On stage:
- Ocaña
- Don Antonio
Props:
- una varilla de membrillo
- unos antojos de caballo