La entretenida
Jornada Segunda
[Escena 1]
177rSalen Marcela, y Dorotea, con una almohadilla, y [Cristina].
Sabed señora una [cosa]:
que entre las prendas de honor
es tenida por mejor
la honesta que la hermosa.980
Cri.
[Aparte]
Señora me llama.
¡Malo!
que ya sé por experiencia
que no hay dos dedos de ausencia
desta cortesía a un palo.
Si ella fuera viva, sé
que otro gallo me cantara,
y que ninguna no osara995
reñirme, no en buena fe.
¡Tristes de las mozas
a quien trujo el cielo
por casas ajenas,
a servir a dueños1000
que entre mil no salen
cuatro apenas buenos,
que los más son torpes
y de antojos feos!
¿Pues qué si la triste1005
acierta a dar celos
al ama, que piensa
que le hace tuerto?
Ajenas ofensas
pagan sus cabellos,1010
oyen sus oídos
siempre vituperios.
Parece la casa
un confuso infierno:
que los celos siempre1015
fueron vocingleros.
La tierna
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fregona
con silencio y miedo
pasa sus desdichas,
malogra requiebros,1020
porque jamás llega
a felice puerto
su cargada nave
de malos empleos.
Pero ya que falte1025
este detrimento,
sobran los del ama,
que no tienen cuento.
"Ven acá suciona.
¿Dónde está el pañuelo?1030
La escoba te hurtaron
y un plato pequeño.
177v
Buen salario ganas;
dél pagarme pienso,
porque despabiles1035
los ojos y el seso.
Vas y nunca vuelves,
y tienes bureo
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con Sancho en la calle,
con Mingo y con Pedro.1040
Eres en fin pu…"
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el ta diré quedo,
porque de cristiana
sabes que me precio.
Otra vez repito1045
con cansado aliento,
con lágrimas tristes
y suspiros tiernos:
¡triste de la moza
a quien trujo el cielo1050
por casas ajenas!
Dor.
[Señoras]
¿qué es esto?
Cristinica amiga,
dime con qué viento
esta polvareda1055
has alzado al cielo.
Mar.
La desenvoltura
es un viento cierzo,
que del rostro ahuyenta
la vergüenza y miedo;1060
pero yo haré
si es que acaso puedo,
si ella no se emienda,
lo que callar quiero.