La entretenida
Tercera Jornada
[Escena 6]
192rSalen Don Antonio, Don Francisco y Don Ambrosio, [que] trae un papel en la mano.
Tras la noche triste mía,2740
amarga lóbrega escura,
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hizo salir la ventura
claro sol y alegre día.
Por las levantadas cumbres
de imposibles que temí2745
mi luz clara salir vi,
llena de piadosas lumbres
que como nortes me guían
al puerto con dulces modos,
y de los peligros todos2750
del mar de amor me desvían.
Ya Marcela ha
parecido,
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y con esa letra y firma
todos mis bienes confirma.
Ya cual veis soy su marido.2755
que con sangre [viene] escrita
en ese papel que veis.2765
Ant.
Haga Amor que la gocéis
luengo tiempo en paz bendita.
Pero veis aquí do viene
el padre de vuestra esposa.
Amb.
Esperarle aquí no es cosa
que a mis designios conviene.2775
Entra el padre de Marcela y vase Ambrosio , y entra también Ocaña.
Pad.
Como fue demanda honesta
la que os hice, vengo a ver
si vino a corresponder
con mi intención la respuesta,
que ya en público la pido:2780
que no quiero que rodeos
encubran que mis deseos
no son de padre advertido.
Daré al señor don Antonio –
deste modo lo diré –2785
mi alma, pues le daré
a mi hija en matrimonio.
En ella le daré esposa
bien nacida cual se sabe,
y aun estremo adonde cabe2790
el mayor de ser hermosa;
una niña a quien apenas
el sol ni el viento han tocado;
un armiño aprisionado
con religiosas cadenas;2795
Ant.
Con mucho gusto señor2800
don Pedro Osorio, hiciera
lo que [tan bien] me estuviera,
mirando a vuestro valor,
mas la señora Marcela
ha ganado por la mano
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a vuestro intento tan sano,
que en honrarla se desvela:
[Pad.]
Primero que él la vea,2820
primero que él la toque,
primero que la goce,
ha de perder la vida, o yo la mía.
Mitades son del alma
los hijos, mas las hijas
son mitad más entera,2830
por cuyo honor el padre ha de ser lince.
Oca.
Por Cristo benditísimo,
que la razón le sobra
por cima los tejados
a este pobre señor, de quien me duelo.2835
Pad.
No os quiero pedir nada,
ni es razón que os la pida
hijo, que si lo fuérades2850
remozara mis canas y mis días.
¡Hijas inobedientes,
que al curso de los años
anticipáis el gusto,
193v
destrúyaos Dios; los cielos os maldigan!2855
Éntrase el padre.